De los 2 km que - en teoría - podíamos navegar del río solo unos poco metros fueron posibles, la falta de agua imposibilita el avance en el kayak y el lecho es demasiado barroso para caminarlos.
Nos conformamos con disfrutar del espectáculo de las "carpas" y "tarariras" comiendo y saltando en la desembocadura mientras un solitario flamenco nos observa tranquilamente.